Sonntag, 26. Dezember 2010

Linchin tiene rastas

Hola a todos los hijos de la gran Perry lectores de este putrefacto y maloliente blog. Hace como 7 trienios (7 x 3 años = 21 años) que no escribo en este puto rincón de mierda. ¿El motivo? No me salía de la punta del pene: no había ganas, pasaba de escribir como de la mierda y, por supuesto, tenía mil mejores cosas que hacer (como por ejemplo rascarme alternativamente los webbers con los dedos índice y corazón). Pero hoy estáis de enhorabuena porque, al contrario que en los dos últimos meses, no tengo nada mejor que hacer, tengo callos en los huevos de tanto rascármelos y me apetece contar chorradas... sí amigos, gritad conmigo: ¡Viva Ultra-Yan! ¡Viva!

Como algunos de vosotros ya sabréis, estoy por fin en Madrid. Aterricé el 24 de diciembre sobre las 14:00 sin ningún tipo de incidencia: el vuelo despegó según la hora prevista y no hubo ningún tipo de retraso. ¡Incluso conseguí mi maleta en un tiempo récord!

Mientras tanto, media Europa estaba paralizada por la nieve/lluvia/congelación de objetos/Uruk-Ñús que aterrorizaban a la gente en los aeropuertos/ataques de pollas leprosas. Yo sinceramente no lo comprendo, he volado desde el país del frío y no he sufrido ningún problema. Sin embargo en Bélgica, Reino Unido, Francia o las Islas Feroe estaba todo el mundo jodido, llorando en el aeropuerto, atrapados por el temporal, desalojados por derrumbes a causa de la nieve... en fin, mi conclusión es que el mundo se va a ir al carajo de forma inminente.

En lo referente a mí la verdad es que sigo igual que siempre, en mi eterno combate contra las amorfas fuerzas urukñuínas. Y la novedad es que para esta peligrosísima misión tengo un nuevo aliado, un hombre más bien peculiar, no falto de energía, siempre en el frente, luchando de forma perpetua por los intereses de Persia y una máquina de generar caos a su alrededor. Su persona irradia un aura de confusión y desconcierto y su gran poder es la capacidad de crear polémica allá donde vaya. Da igual la situación, el contexto o el tema de conversación, allí estará él para realizar una afirmación categórica muy poco oportuna generando malestar entre los participantes. Este particular personajillo tiene un nombre: es El Iraní y, al igual que un servidor, siente un desmedido asco y repulsión por los jodidos hijos de Lucifer, también llamados Uruk-Ñús. Pero bueno, para mantener la intriga y que estéis enganchados a mi blog contaré nuevas historietas sobre este pseudoser en posteriores entradas.

Y nada, volviendo a lo que es el núcleo del post de hoy, el asunto está en que decidí lavar a mi perro Linchin (alias Fuyu) aprovechando las increíbles altas temperaturas que existen estos días por Madrid. Para ello cogí el champú para perros y la toalla, enganché al can, le metí en la bañera y me puse manos a la obra. Pero algo salió mal, de algún modo las cosas no marchaban según el protocolo PLPUM (Protocolo de Lavado de Perros Ultra-Molones). Así que terminé de lavarle y de secarle y lo lancé al jardín para que se convirtiera en un pingüino peludo, y ahí es cuando me percaté de una de las rarezas más acojonantes que puedan existir en la CIRAR (Confederación Interespacial de Razas Alienígenas Reunidas): el espíritu de Bob Marley se había apoderado de mi perro. Sí amigos, mi mascota se convirtió en RASTA-LINCHIN, el primer perro de la galaxia con rastas. Sólamente los Ultra-Perros son capaces de digievolucionar a semejantes prototipos, siempre a la vanguardia de la moda canina. En fin, no tengo ni puta idea qué cojones hacer, si dejarlo así en plan guay-molón soy un perro "perroaflautado" (valga la redundancia) o raparlo en plan perro-Shaolín de la cordillera mesotibetana occidental. Yo la verdad es que creo que ha sido el champú de perro que estaba caducado, pero vamos que ni puta idea, jamás pensé que los champús podían caducar. Si alguien ha tenido una experiencia similar con su perro o con su propio pelo, le permito que me hable.

Bueno, y esto es todo. Dado que estos días estoy mucho más ocioso, es más que probable que el número de entradas se incremente de forma leve. A todos los bastardos que no dejan de preguntarme cuándo vuelo de vuelta a Mordor, les diré que la fecha es el 11 de enero de 2011 (sí, tengo que especificar el año porque habrá alguno cuya empanada mental le impida ver la realidad de forma coherente). Además lo puse bien claro en el puto caralibro, pero se ve que hay aún gente analfabeta en España. En fin, os deseo unas buenas fiestitas navideñas. Servus.

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