Muy buenas a todos los apestosos y malolientes cascanardos (este apelativo también es válido para el sexo femenino) lectores de este banal y mugriento blog. Hoy sábado me he levantado a una hora muy alemana. Ayer, a pesar de la insistencia del Roman (ojo, sin tilde en la "a", lo que significa que el acento recae en la "o", que el Román también se está alemanizando), no salí. ¿El motivo? Lo voy a explicar con una ecuación sudofántica: (Cansancio + aguanieve)*(250 K ambientales) = Me quedo en mi puta casa. Es muy sencillo, ¿verdad? Así que, tras anular la salida nocturna, me enchufé el último capítulo de Lost que me dejó completamente en coma existencial y me fui a la camita.
Y nada, hoy me he levantado de forma extraordinaria, lo que puede ser interpretado de tres maneras:
1. Me he levantado de una forma sensacional y excepcionalmente maravillosa.
2. Me he levantado de forma NO ordinaria, es decir, siguiendo unas pautas que se salen de la rutina normal mañanera.
3. Me he levantado de una forma más que ordinaria, es decir, un nivel más en la escala de ordinariez, esto es: cagándome en la sota de bastos, tirándome pedos jaspeados, echando Eructos de la Aniquilación y sacándome mocos proyectándolos hacia la ventana. Es la descripción de lo que sería un despertar urukñuíno.
Y ahora os estaréis preguntando: "¿Cuál de las tres opciones es la correcta?". Os invito a reflexionar y elegir el que vosotros penséis, escribiendo las razones de vuestra elección en un comentario.
Pues nada, tras esto me he pegado una ducha y me he preparado el desayuno. Y entre bocado y bocado de sándwich he pensado: "Joder, este es un momento idóneo para meter una entrada en el blog". Así que no me voy a enrollar más y voy a proseguir con la 5ª parte de la escalofriante historia de MGALD:
Los días pasaban y en la oficina había cada vez más trabajo. La colaboración entre unos y otros en la consecución de los proyectos era imprescindible. Todos estábamos dando lo mejor de nosotros mismos salvo, por supuesto, The Uruk-Ñús. Su ínfima capacidad intelectual les impedía estar a la altura de las circunstancias, ralentizando el ritmo de trabajo y, con ello, la eficiencia laboral.
A pesar de que MD (recordemos que son las siglas de La Mega-Delineante) era una persona grata y campechana, eso no significaba que trabajase bien. Al fin y al cabo era una Uruk-Ñú, y como tal le era imposible realizar las tareas de forma efectiva. Simplemente lo llevaba en la sangre, era su legado. En su ADN estaba impresa la palabra "destrucción" que podía aplicarse a múltiples campos, como por ejemplo en "destrucción de planetas", aunque en nuestro caso era más bien "destrucción de proyectos". Los planos que me pasaba contenían siempre múltiples errores y, a pesar de explicarla con paciencia los fallos que había cometido, los volvía a repetir una y otra vez. Sin embargo, en MD se veía que escuchaba con atención tus explicaciones e intentaba hacer las cosas correctamente, sin llevarte la contraria con razonamientos absurdos e infantiles como hacía La Delineante. Pero aún así, al final acababa haciendo las cosas mal.
Al principio del todo pensé que lo estaba haciendo a propósito, que intentaba hacer el juego de "busca los 18325 errores", pero no era así. Indagando en los archivos de la CIRAR finalmente descubrí la razón: aparte de la nula capacidad intelectual que cualquier Uruk-Ñú posee, MD tenía un problema de memoria. Su capacidad de retención de información era simplemente cero. Todas las explicaciones acerca de los fallos en los planos permanecían de forma efímera y fugaz en su cerebro, quedando en el olvido al cabo de pocos instantes. Esto era debido a que su cerebro funcionaba con un biestable RS, en el cual la señal de reset era activado cada 50 ciclos de reloj.
Sin embargo, durante las explicaciones a MD acerca de los nefastos planos de AutoCAD que hacía, había algo por encima de todas las cosas que no podía soportar y que impedía acercarme a menos de 10 m de este ser. Era algo que contaminaba mi cuerpo de toxinas, destruyendo poco a poco mi organismo. Era terrible, como una pesadilla, algo brutal que te golpeaba con una furia implacable y te dejaba knockeado durante minutos. Era tan atroz que en numerosas ocasiones prefería no explicarla nada y corregir los planos por mi cuenta. Estad preparados, porque lo que vais a leer en la próxima entrada será tan desagradable que puede cambiar para siempre vuestra concepción del mundo...
Y nada, hoy me he levantado de forma extraordinaria, lo que puede ser interpretado de tres maneras:
1. Me he levantado de una forma sensacional y excepcionalmente maravillosa.
2. Me he levantado de forma NO ordinaria, es decir, siguiendo unas pautas que se salen de la rutina normal mañanera.
3. Me he levantado de una forma más que ordinaria, es decir, un nivel más en la escala de ordinariez, esto es: cagándome en la sota de bastos, tirándome pedos jaspeados, echando Eructos de la Aniquilación y sacándome mocos proyectándolos hacia la ventana. Es la descripción de lo que sería un despertar urukñuíno.
Y ahora os estaréis preguntando: "¿Cuál de las tres opciones es la correcta?". Os invito a reflexionar y elegir el que vosotros penséis, escribiendo las razones de vuestra elección en un comentario.
Pues nada, tras esto me he pegado una ducha y me he preparado el desayuno. Y entre bocado y bocado de sándwich he pensado: "Joder, este es un momento idóneo para meter una entrada en el blog". Así que no me voy a enrollar más y voy a proseguir con la 5ª parte de la escalofriante historia de MGALD:
Los días pasaban y en la oficina había cada vez más trabajo. La colaboración entre unos y otros en la consecución de los proyectos era imprescindible. Todos estábamos dando lo mejor de nosotros mismos salvo, por supuesto, The Uruk-Ñús. Su ínfima capacidad intelectual les impedía estar a la altura de las circunstancias, ralentizando el ritmo de trabajo y, con ello, la eficiencia laboral.
A pesar de que MD (recordemos que son las siglas de La Mega-Delineante) era una persona grata y campechana, eso no significaba que trabajase bien. Al fin y al cabo era una Uruk-Ñú, y como tal le era imposible realizar las tareas de forma efectiva. Simplemente lo llevaba en la sangre, era su legado. En su ADN estaba impresa la palabra "destrucción" que podía aplicarse a múltiples campos, como por ejemplo en "destrucción de planetas", aunque en nuestro caso era más bien "destrucción de proyectos". Los planos que me pasaba contenían siempre múltiples errores y, a pesar de explicarla con paciencia los fallos que había cometido, los volvía a repetir una y otra vez. Sin embargo, en MD se veía que escuchaba con atención tus explicaciones e intentaba hacer las cosas correctamente, sin llevarte la contraria con razonamientos absurdos e infantiles como hacía La Delineante. Pero aún así, al final acababa haciendo las cosas mal.
Al principio del todo pensé que lo estaba haciendo a propósito, que intentaba hacer el juego de "busca los 18325 errores", pero no era así. Indagando en los archivos de la CIRAR finalmente descubrí la razón: aparte de la nula capacidad intelectual que cualquier Uruk-Ñú posee, MD tenía un problema de memoria. Su capacidad de retención de información era simplemente cero. Todas las explicaciones acerca de los fallos en los planos permanecían de forma efímera y fugaz en su cerebro, quedando en el olvido al cabo de pocos instantes. Esto era debido a que su cerebro funcionaba con un biestable RS, en el cual la señal de reset era activado cada 50 ciclos de reloj.
Sin embargo, durante las explicaciones a MD acerca de los nefastos planos de AutoCAD que hacía, había algo por encima de todas las cosas que no podía soportar y que impedía acercarme a menos de 10 m de este ser. Era algo que contaminaba mi cuerpo de toxinas, destruyendo poco a poco mi organismo. Era terrible, como una pesadilla, algo brutal que te golpeaba con una furia implacable y te dejaba knockeado durante minutos. Era tan atroz que en numerosas ocasiones prefería no explicarla nada y corregir los planos por mi cuenta. Estad preparados, porque lo que vais a leer en la próxima entrada será tan desagradable que puede cambiar para siempre vuestra concepción del mundo...
Continuará...
Muy bien, esto ha sido todo por hoy. De momento he de decir que he cumplido con el cupo de entradas mensuales que me impuse. Sin embargo, no descarto todavía meter nuevas entradas durante este mes, aunque ya se verá. Todo depende de mis ganas, mi estado de humor, mi tiempo libre y, sobre todo, de la gran batalla urukñuína que estoy librando. Estad atentos, esto continuará en breve. Servus.