Samstag, 20. Februar 2010

MGALD: The Revenge of the Uruk-Ñú (parte 5)

Muy buenas a todos los apestosos y malolientes cascanardos (este apelativo también es válido para el sexo femenino) lectores de este banal y mugriento blog. Hoy sábado me he levantado a una hora muy alemana. Ayer, a pesar de la insistencia del Roman (ojo, sin tilde en la "a", lo que significa que el acento recae en la "o", que el Román también se está alemanizando), no salí. ¿El motivo? Lo voy a explicar con una ecuación sudofántica: (Cansancio + aguanieve)*(250 K ambientales) = Me quedo en mi puta casa. Es muy sencillo, ¿verdad? Así que, tras anular la salida nocturna, me enchufé el último capítulo de Lost que me dejó completamente en coma existencial y me fui a la camita.

Y nada, hoy me he levantado de forma extraordinaria, lo que puede ser interpretado de tres maneras:

1. Me he levantado de una forma sensacional y excepcionalmente maravillosa.

2. Me he levantado de forma NO ordinaria, es decir, siguiendo unas pautas que se salen de la rutina normal mañanera.

3. Me he levantado de una forma más que ordinaria, es decir, un nivel más en la escala de ordinariez, esto es: cagándome en la sota de bastos, tirándome pedos jaspeados, echando Eructos de la Aniquilación y sacándome mocos proyectándolos hacia la ventana. Es la descripción de lo que sería un despertar urukñuíno.

Y ahora os estaréis preguntando: "¿Cuál de las tres opciones es la correcta?". Os invito a reflexionar y elegir el que vosotros penséis, escribiendo las razones de vuestra elección en un comentario.

Pues nada, tras esto me he pegado una ducha y me he preparado el desayuno. Y entre bocado y bocado de sándwich he pensado: "Joder, este es un momento idóneo para meter una entrada en el blog". Así que no me voy a enrollar más y voy a proseguir con la 5ª parte de la escalofriante historia de MGALD:

Los días pasaban y en la oficina había cada vez más trabajo. La colaboración entre unos y otros en la consecución de los proyectos era imprescindible. Todos estábamos dando lo mejor de nosotros mismos salvo, por supuesto, The Uruk-Ñús. Su ínfima capacidad intelectual les impedía estar a la altura de las circunstancias, ralentizando el ritmo de trabajo y, con ello, la eficiencia laboral.

A pesar de que MD (recordemos que son las siglas de La Mega-Delineante) era una persona grata y campechana, eso no significaba que trabajase bien. Al fin y al cabo era una Uruk-Ñú, y como tal le era imposible realizar las tareas de forma efectiva. Simplemente lo llevaba en la sangre, era su legado. En su ADN estaba impresa la palabra "destrucción" que podía aplicarse a múltiples campos, como por ejemplo en "destrucción de planetas", aunque en nuestro caso era más bien "destrucción de proyectos". Los planos que me pasaba contenían siempre múltiples errores y, a pesar de explicarla con paciencia los fallos que había cometido, los volvía a repetir una y otra vez. Sin embargo, en MD se veía que escuchaba con atención tus explicaciones e intentaba hacer las cosas correctamente, sin llevarte la contraria con razonamientos absurdos e infantiles como hacía La Delineante. Pero aún así, al final acababa haciendo las cosas mal.

Al principio del todo pensé que lo estaba haciendo a propósito, que intentaba hacer el juego de "busca los 18325 errores", pero no era así. Indagando en los archivos de la CIRAR finalmente descubrí la razón: aparte de la nula capacidad intelectual que cualquier Uruk-Ñú posee, MD tenía un problema de memoria. Su capacidad de retención de información era simplemente cero. Todas las explicaciones acerca de los fallos en los planos permanecían de forma efímera y fugaz en su cerebro, quedando en el olvido al cabo de pocos instantes. Esto era debido a que su cerebro funcionaba con un biestable RS, en el cual la señal de reset era activado cada 50 ciclos de reloj.

Sin embargo, durante las explicaciones a MD acerca de los nefastos planos de AutoCAD que hacía, había algo por encima de todas las cosas que no podía soportar y que impedía acercarme a menos de 10 m de este ser. Era algo que contaminaba mi cuerpo de toxinas, destruyendo poco a poco mi organismo. Era terrible, como una pesadilla, algo brutal que te golpeaba con una furia implacable y te dejaba knockeado durante minutos. Era tan atroz que en numerosas ocasiones prefería no explicarla nada y corregir los planos por mi cuenta. Estad preparados, porque lo que vais a leer en la próxima entrada será tan desagradable que puede cambiar para siempre vuestra concepción del mundo...

Continuará...

Muy bien, esto ha sido todo por hoy. De momento he de decir que he cumplido con el cupo de entradas mensuales que me impuse. Sin embargo, no descarto todavía meter nuevas entradas durante este mes, aunque ya se verá. Todo depende de mis ganas, mi estado de humor, mi tiempo libre y, sobre todo, de la gran batalla urukñuína que estoy librando. Estad atentos, esto continuará en breve. Servus.

Samstag, 6. Februar 2010

MGALD: The Revenge of the Uruk-Ñú (parte 4)

Hola a todos malditos sobaescrotos arrugados. Hoy me he levantado cojonudamente bien, y por ello he pensado: "joder, tengo que aprovechar este momento de megabuenrollismo armónico resonante para meter una entradita al blog". Y aquí me tenéis, dispuesto a reventar vuestros cerebros con la diarrea mental que ahora mismo aflora por mi cabeza.

La verdad es que últimamente estoy escribiendo menos, creando este hecho una duda en vuestras mentes por la cual os estaréis preguntando: "¿Y cuál es el motivo, oh todopoderoso y omnipotente Ultra-Yan, rey de las 7 galaxias de Piscis y presidente honorífico de la CIRAR (Confederación Interespacial de Razas Alienígenas Reunidas)?". Pues os lo diré ahora: la culpa la tiene un instrumento musical de cuerda que me compré hace unas semanas y que me tiene absolutamente enganchado. Sí, no puedo parar de tocar, cuando llego a casa lo primero que hago es ponerme ahí a darle hostias a las cuerdas sin ton ni son, creando melodías eucalípticas (melodías mentoladas con un ligero tono apocalíptico). Pero bueno, ahora mismo está mi compi de piso sobando, de modo que si toco la guitarra generaría un conflicto en la CIRAR rompiendo los tratados de amnistía intergaláctica. Si no, ¿por qué creéis que estoy aquí ahora mismo escribiendo absurdeces? Haced por favor un flashback-forward-pause mental amigos.

Sin embargo me he propuesto una meta que espero cumplir de forma sostenida: escribir al menos 2 entradas cada mes. Ya sé que os estaréis llevando las manos a la cabeza pensando que es poco pero menos es nada malditos desgraciados. Estoy muy ocupado con mi curro y el instrumento musical cordáceo también precisa de mi tiempo. Así que bueno, dicho esto comencemos ya con lo que todo el mundo estaba esperando: la 4ª parte de MGALD:

La Delineante original se había hecho con las riendas y definitivamente era el enemigo a batir. Esta vez ya no me quedaban dudas, su persona irradiaba un aura maldita que marchitaba todo lo que había a su paso, dejando un rastro de destrucción infernal imposible de cuantificar. Una sensación de insalubridad recorría la oficina entera, haciendo necesario el uso de vacunas contra el tifus, la malaria, el cólera, la tuberculosis y la gripe Ñ (gripe aviar-porcina mutada en Uruk-Ñús).

Y ahora la pregunta que todos os estabais haciendo: ¿Y La Mega-Delineante? ¿Qué estaba ocurriendo con este ser? ¿Dónde está la ferocidad que describía Ultra-Yan en sus anteriores posts? Yo, al igual que vosotros, también estaba al principio sorprendido, pero finalmente descubrí la razón, resolviendo así todas las dudas que tenía. Esta pequeña historia os lo voy a relatar a continuación:

La Mega-Delineante (a partir de ahora MD) pertenece como todos ya sabréis a la estirpe de los Uruk-Ñús digievolucionados de Sauron. Sin embargo, la generación de MD fue de los primeros en crearse, existiendo todavía por aquel entonces incógnitas en el proceso aún sin resolver. Por este motivo, los laboratorios de Sauron decidieron por seguridad prescindir de sus primeros modelos, reseteando sus cerebros y enviándolos a diferentes lugares del mundo alejados unos de otros, quedando el caso archivado. El número de sujetos que componían la primera generación de Uruk-Ñús digievolucionados se estima aproximadamente en un centenar, siendo MD uno de ellos.

MD fue enviado al por aquel entonces llamado Confederación Helvética, más concretamente, al semicantón de Appenzell Innerrhoden situado en los Alpes suizos. Allí MD se crió junto con las vacas Milka en un ambiente distendido, con unos paisajes maravillosos y un estilo de vida envidiable. Todos las mañanas salían a pastar por las enormes praderas del valle, disfrutando del placer de rumiar hierba fresca. Era un lugar de ensueño donde se respiraba verdadera armonía (foto de Appenzell a continuación).


Como observaréis, era un verdadero paraíso y MD era muy feliz. El contacto con la fauna vacuna autóctona y su estilo de vida manso y tranquilo comenzaban a conformar la forma de ser de MD, haciédola acorde con los que la rodeaban. De este modo, los instintos belicosos y destructivos a priori innatos de los Uruk-Ñús quedaron perdidos en el olvido. Sin embargo, había otras aptitudes congénitas que eran complementarias con su nuevo estilo de vida en Appenzell. Sí, estáis en lo cierto, me refiero a su titánica capacidad de ingestión. Esto convirtió a MD en una auténtica máquina de zampar aún más voraz y brutalmente insaciable.

Y es por ello por el cual MD ya no era una máquina de destrucción apocalíptica, sino más bien un saco sin fondo de grasas polisaturadas. Su etapa en Appenzell con la fauna vacuna ralentizó su reloj biológico, conformando un ser manso y tranquilo, cuyo único objetivo en la vida es disfrutar de los alimentos que le brinda la vida.

Conociendo ya toda esta información que os acabo de contar, con el paso del tiempo comencé a hablar más con MD. Me di cuenta de que era un ser afable y campechano con el cual uno incluso se podía echar unas risas. Lamentablemente el dialecto que hablaba era terriblemente cerrado y en ocasiones no comprendía ni una sola palabra, pero me la sudaba y me despollaba igual porque, aunque no sabía qué cojones estaba contando, seguro que era muy gracioso.

Sin embargo la batalla contra La Delineante continuaba, de modo que había que estar preparados ante una eventual ofensiva urukñuína. No obstante, tenía ya la certeza de que MD no estaba en el bando enemigo, de modo que estábamos de nuevo en igualdad numérica. La victoria parecía estar cerca, pero había que continuar luchando y definitivamente no se podía bajar la guardia...

Continuará...

Bueno, mi compi de piso ya se ha levantado, así que es hora de convertirme en cantautor. Os deseo a todos una buena fiestita este sábado y ya sabéis, estad atentos a la siguiente entrada, que tiene pinta de ser muy pero que muy interesante. Servus.