Samstag, 29. August 2009

Mi gran amiga La Delineante (parte 4)

Muy buenas a todos los lectores de este lamentable y apestoso blog. Hoy no he dormido muy bien, ¿la razón? Porque mi habitación carece de persianas. Ayer me acosté a las mil y quinientos y hoy, a las 10 de la mañana, estaba ya lamiendo el techo de tanto mirarlo. La luz no me permitía conciliar de nuevo el sueño, y me he tenido que joder. Tendré que, al igual que ya hice en Berlín, acostumbrarme de nuevo. Menos mal que después de comer, con la modorra, he caído a la cama en coma profundo, recuperando así parte de la energía necesaria para seguir relatando la terrorífica historia acerca de LA DELINEANTE. He de decir que este relato está generando en los lectores gran ansiedad e inquietud, tal y como me han expuesto personalmente algunos de ellos, y es por ello por el cual no quiero defraudar a nadie. Elevaré mi prosa a un nivel tan prominente, que provocará en vuestros cerebros un clímax explosivo de placer concentrado y se liberará una cantidad brutal jamás cuantificada de endorfinas que colapsarán vuestras neuronas y reventará vuestro hipotálamo en mil pedazos desintegrándose en el acto. Prosigamos pues:

Dios... tenía delante de mí a un auténtico Uruk-Ñú (criatura abominable resultante de un experimento fallido de Sauron, engendrada a partir del coito entre un Uruk-Hai y un Ñú africano). No podía imaginarme el estar trabajando el resto de mi contrato con un ser de similares características. Era un golpe anímico brutal, como una roca del tamaño de Júpiter que había caído sobre mi cabeza. Afortunadamente para mí, aquel día la Uruk-Ñú no me dirigió la palabra. Era al menos un ligerísimo alivio dentro del gran malestar (náuseas, vómitos y vahídos) que me estaba generando su mera presencia.

Muy bien, el segundo día llegó. Como todos los días, sonó el despertador, me levanté y fui hacia el cuarto de baño. De repente, un estímulo negativo recorrió todo mi cuerpo: me percaté de que en el trabajo iba a volver a ver a LA DELINEANTE. De modo que me senté en la taza del inodoro en busca de una solución que me pudiera librar de tal pesadilla. Las opciones eran:

1. Autolesionarme. La cantidad de días de baja laboral sería directamente proporcional a la gravedad de la lesión. Evidentemente, es una opción de mucho riesgo, pero, a cambio de la angustia y el desasosiego que provoca el estar tan cerca de un engendro infernal de lucifer tal como La Delineante, merecería la pena. Por ejemplo podría tirarme en plancha (ahí con todas las costillas) por las escaleras, reventarme el cráneo dándome cabezazos contra una barandilla de acero o meterme la secadora del pelo por el culo y encenderlo.

2. Ingerir una cantidad bestial de pastillas, cápsulas y supositorios de toda índole, de modo que todos juntos reaccionaran en mi organismo de forma violentérrima y me desmayara en el acto para, tras 10 minutos de viaje sideral, recuperar el conocimiento con la memoria completamente borrada. Así, iría al trabajo con toda la felicidad del mundo pero, una vez llegado allí, me encontraría de nuevo con la Uruk-Ñú, lo cual evocaría otra vez las sensaciones pestilentes y nauseabundas que el día anterior me habían atormentado. Esta solución provocaría que día tras día repitiera el proceso de ingestión de comprimidos, generando un círculo vicioso de continua supresión de recuerdos en mi cerebro. Esto destruiría a la larga mi masa encefálica, disminuyendo mi coeficiente intelectual a niveles equiparables a La Delineante, pudiendo así comunicarme con su especie a base de bramidos, muecas y sonidos guturales.

3. Meterme en internet esa misma mañana para comprar con mis escasos ahorros un vuelo a las islas Fiyi. Una vez en el avión, meterle mano a las azafatas (si están buenas) y sabotear los mandos del piloto para que la aeronave se estrelle en una isla desierta aún no descubierta por los seres humanos, y así convertirme en Jacob. Una vez en la isla, haría una selección de las azafatas más agraciadas utilizando sus cuerpos para crear una pequeña población. Debido al aislamiento de ésta con respecto al resto del mundo, las relaciones incestuosas y los problemas de consanguinidad estarían a la orden del día, degenerando la raza a seres retrasados y deformes. Es entonces cuando llevaríamos a La Delineante en un contenedor marino a la isla, para que, de este modo, pueda interaccionar con ellos y llevar así una vida plena.

La opción 3 era evidentemente la más viable y también la más altruista, porque así crearía un hábitat natural para La Delineante, donde podría disfrutar de la vida sin ser discriminada. Pero de tanto pensar opciones y soluciones, al final el tiempo se me echó encima, y debido a mi descomunal vagancia de poner en acción nuevos proyectos ilusionantes, no hice absolutamente nada. Era demasiado tarde y tenía que llegar al trabajo a una hora prudente.

Aquel día llegué al trabajo cabizbajo, sabiendo lo que me estaba esperando en mi despacho. Y cuando llegué, efectivamente ahí estaba ella, haciendo que trabajaba y sintiéndose parte de algo. Yo saludé con un escueto "hola", cuya respuesta fue un mugido, que interpreté como un saludo también. Me senté en mi mesa y comencé a autoconvencerme de que no era para tanto. Al fin y al cabo, no me hablaba, de modo que podía ignorar su presencia. Cada uno estaba a su bola, sin estorbarse el uno al otro y me parecía correcto. Lo único que tenía que hacer era evitar por todos los medios mirar por encima del monitor, donde el panorama era simplemente dantesco.

Sin embargo, a los pocos minutos comencé a escuchar sonidos extraños. No sabía de dónde procedían e intenté obviarlos, pero los sonidos eran persistentes. Yo no quería, pero era una situación de emergencia. Así que alcé la vista e intenté resistir ante la aterradora visión que tenía: era La Delineante, e intentaba comunicarse conmigo. Yo no entendía absolutamente nada, porque lo que mugía no era alemán. Tampoco era bávaro (dialecto frecuentemente hablado en la región) debido a que, aunque tampoco entienda este dialecto, sé cómo suena cuando la gente lo habla. De manera que, mientras ella no paraba de hacer sonidos y ruidos, empecé a recapacitar y reflexionar acerca del asunto y, tras escasos minutos, llegué a la conclusión de que era un lenguaje primitivo llamado URUK-ÑUÍNO. Finalmente tuve que cortar su discurso mediante un directo "no entiendo nada". Era cierto, no entendía un carajo de lo que me estaba contando y, también es verdad, no me interesaba una mierda lo que quisiese contarme. Ella respondió con un gruñido no muy cordial pero, al menos, cerró el hocico. Me dije a mí mismo, "Uffff, ya pasó, tranquilo, ya pasó". Tras varios días sin mucha interacción todo parecía normalizarse. Cada vez estaba más acostumbrado a su fealdad, de modo que ya había entrenado suficiente para suprimir mentalmente el horror que me provocaba este ser.

Sin embargo, un día las cosas se torcieron. El jefe vino hacia mí con un proyecto entre las manos. Yo no me olía nada bueno, y efectivamente, no era sólamente que no oliese bueno sino que el asunto realmente apestaba a mierda. Me dijo "por favor, termina este proyecto que empezó ayer La Delineante". El miedo comenzó instantáneamente a correr por mis venas. Mi cuerpo se estremecía del dolor interno que se estaba desatando en mi interior. Mi jefe me había hecho un auténtico "toma, te paso esta puta mierda porque a mí no me apetece nada". Cogí el proyecto, lo abrí, y observé con gran espanto el descalabro monumental que había montado La Delineante: los archivos de AutoCAD estaban configurados de una manera completamente diferente, haciendo imposible el poder trabajar correctamente con ellos. No sabía qué le pasaban a los menús, los botones no funcionaban como era debido y todo estaba alterado. Era un momento crucial. Tenía que empezar una comunicación con La Delineante, lo cual me provocaba auténtico pánico. No encontraba soluciones, la única era aprender Uruk-Ñuíno e intentar interaccionar con este ser. Nadie podría imaginar nunca lo que sucedió después...

Continuará...

Muy bien, estoy reventado de escribir. Esta vez le he metido un buen turbo a la historia, y he tenido que hacer incluso pausas para descansar entre párrafo y párrafo. Preparad vuestras mentes para la siguiente entrada, que no tendrá desperdicio. Me despido de todos ustedes con un cordial saludo. Servus.

Samstag, 22. August 2009

Mi gran amiga La Delineante (parte 3)

Muy buenas a todos los contertulianos adictos a este blog. Como habréis comprobado en el saludo, hoy no insulto a nadie. ¿Por qué? Porque me he levantado de buen rollo, he dormido de puta madre y me he metido un sandwich para desayunar que me ha sentado de perlas. En estos últimos días ha hecho un tiempo veraniego total, aunque hoy se ha torcido y está lloviendo a saquérrimo (como siempre en Múnich). Pero no pasa nada, porque hoy voy a recibir la visita del mismísimo ¡¡¡ANDRÉS CERÁMICA Y GRÉS!!! Sí, habéis leído bien, ayer pactamos un acuerdo verbal que decía que hoy, SÁBADO 22 DE AGOSTO DE 2009, Andrés cogía un tren desde Augsburg (a 70 km de Múnich) para pegarse la mega juerga con nosotros. Le he repetido hasta la saciedad que por favor NO nos la jugase y se rajase, pero parece ser que en serio va a venir. Éste va a ser un auténtico evento Diofántiko que, si se confirma de verdad, relataré en futuras entradas.

Como ya expuse en anteriores posts, la semana pasada estuvieron de visita Manolo y Julen. Tras incesantes y descomunales fiestas, he perdido con ellos un 20% de masa cerebral y un 64% de masa hepática. El cansancio acumulado llegó a límites indescriptibles y estuve a punto de fenecer de muerte súbita. Lástima que el "pepo" del Imanol se rajara a última hora, y con él también nuestras queridísimas muchachas vascas Aran y Jone. Supongo que habrán dado la réplica en Berlín y también se habrán pegado unas farras de infarto, pero de habernos juntado, hubiéramos llegado al nivel máximo Super Ôzaru Legendario ultra-bestial de las fiestas, generando un cataclismo a nivel continental que hubiera arrasado Europa entera sumiéndola enteramente en cenizas y desintegrando instantáneamente todo lo existente. Habrá que esperar a la próxima vez.

Y como habréis deducido, no he escrito estos días en el blog debido por supuesto a las visitas, pero también por culpa de un increíble dolor de cuello-espalda que me ha estado tocando los cojones durante los últimos días, haciendo insufrible el estar delante del ordenador. Pero hoy he vuelto para seguir contando esta truculenta historia acerca de LA DELINEANTE, el ser más monstruoso de las últimas décadas. Prosigamos pues:

Era una mañana tranquila. El cielo estaba despejado y los rayos del sol comenzaban a iluminar el día. Yo llegué a la oficina y, como siempre, saludé a todos los trabajadores. Todo parecía ir normal pero, de repente, unas nubes negrísimas (más negras que los huevos de Mutombo) comenzaron a cerrar el cielo. Estábamos un poco desconcertados, dado que hacía sólo unos minutos estaba completamente despejado. Nos asomamos por la ventana y vimos un éxodo descomunal de aves hacia el sur. Súbitamente, se produjo un relámpago de dimensiones gigantescas y a continuación empezó a ventear como nunca lo había hecho. Era como un tifón monzónico o los momentos preliminares a un tsunami pero, ¿en Baviera? ¿Donde no hay ni clima tropical ni costa?

Los truenos eran ensordecedores y nos mirábamos los unos a los otros sin saber qué demonios estaba ocurriendo. De repente, el suelo empezó a temblar sacudiendo el edificio entero. El terror corrió por toda la oficina: Las estanterías y los cuadros comenzaron a caerse, los cristales explotaron como por arte de magia y se cortó la red eléctrica. Nos refugiamos debajo de las mesas temiendo por nuestras vidas e intentamos llamar por teléfono en busca de ayuda, pero las redes de comunicaciones no funcionaban. Algo debía de ocurrir, este momento no podía ser casual. Cerré los ojos, me concetré en medio del caos que había y comencé cavar en lo más hondo de mi cerebro. Instantáneamente me vino algo a la cabeza: era EL DÍA DE LA BESTIA.

Abrí los ojos y de repente el suelo dejó de temblar. Era todo desconcertante y decidimos salir de debajo de las mesas. Nos levantamos y nos miramos los unos a los otros, en parte felices de estar vivos, pero por otra parte también inquietos temiendo lo que pudiera ocurrir a continuación. Y ahí es cuando la puerta de la oficina se abrió y apareció una figura de dimensiones ciclópeas enfundada en un traje negro y zapatos de tacones: era LA DELINEANTE.

Dios santísimo... no había visto nada más grotesco desde la aparición de Carmen de Mairena en Crónicas Marcianas. A pesar de ser un traje de talla XXXX ... n ... L, su orondo cuerpo estaba brutalmente embutido en él, sometiendo a las telas de su ropa a un esfuerzo de tracción similar al generado en los cables que sostienen los mayores puentes colgantes del mundo (véase a continuación la foto del Golden Gate en San Francisco).

Además, su sebo corporal debía de estar sometido a una presión superior a los 15.000 MPa, rozando casi el estado de licuación. A su vez, los tacones de sus zapatos debían de estar fabricados de una aleación férrea ultra-resistente enriquecida con Praseodimio (elemento 59 en la tabla periódica del grupo de los Lantánidos), similar a los materiales utilizados en la tecnología militar o aeroespacial para la fabricación de astronaves blindadas. No era capaz de imaginarme cómo había metido tanta materia grasa en tan poco espacio, de modo que me planteaba cuánta energía se podría liberar en el momento que se desabrochara un solo botón de su pantalón. Su casa debía de tener bajo tierra un búnker o una cámara acorazada habilitada para aguantar una liberación instantánea de energía equivalente a 35 cabezas nucleares lanzadas al unísono.

Yo no podía mirarle a la cara. Aún no estaba suficientemente preparado para aguantar el terror que me infundía. Saludé con un escueto "hola" y me senté inmediatamente en mi mesa para comenzar a trabajar. Desafortunadamente su puesto estaba justo enfrente del mío, y me cagué en la madré que parió al señor que descubrió el Praseodimio. Estaba todo el rato temeroso, dado que era un lugar con gran riesgo: cualquier movimiento en falso de La Delineante podría provocar el estallido de cualquiera de sus botones, generando una onda expansiva descomunal capaz de borrar países enteros del mapa y provocando la mayor masacre humanitaria de la historia de la Tierra. El destino de la raza humana estaba en mis manos y no podía decepcionar a nadie: Ultra-Yan estaba listo para el combate mortal que se iba a librar, pero lamentablemente las cosas no salieron según había planeado...

Continuará...

Bueno chavales, me he liado de forma brutal en los detalles y llevo aproximadamente 3 horas escribiendo. Estoy ya molido de darle a las teclitas y me apetece comer. Siento que algunos de vosotros os hayáis quedado un poco en plan What the fuck? dado que no he aportado nada de información a la historia, sino que me he puesto a escribir absurdeces y frikadas a diestro y siniestro. Pero no os preocupéis porque os prometo que la próxima entrada será dentro de poco y os garantizo que habrá tensión. Me despido de todos ustedes, Servus.

Montag, 10. August 2009

Mi gran amiga La Delineante (parte 2)

Hola sucios condenados de pacotilla. Lo prometido es deuda y hoy vuelvo a la carga para seguir con esta lamentable historia acerca de este "ser" por llamarlo de alguna manera. Lo sé, hoy es lunes, he ido al curro, ha hecho un tiempo de mierda, y ya no estoy tan de buen rollo como el fin de semana, pero bueno, intentaré por todos los medios ser lo más objetivo posible. Muy bien, prosigamos pues:

Sí, esa "cosa" entró por mi puerta, e iba directo hacia mí. Como dije anteriormente, estaba en un momento de colapso mental. Mis neuronas no podían procesar tanta fealdad concentrada. Hubo un fallo en mi cerebro y tenía que reiniciar el sistema. Y tenía que hacerlo con rapidez, porque el "ente" se aproximaba y tenía que estar preparado. Y mientras intentaba mantener la compostura el "ser" alargó su pezuña para realizar el saludo y presentarse. Yo hice lo propio, y nos dimos la mano, pero, Dios santo... sus palmas estaban terrible y asquerosamente sudadas y me dio un ascazo tan brutal que tuve que aguantar las arcadas. No había sentido tanto asco en mi vida, fue horroroso. Ella dijo su nombre, pero no hice ni puto caso: estaba demasiado concentrado en aparentar que todo iba bien y era normal, dado que el jefe estaba delante. Para mí pasó a ser La Delineante, e iba a cambiar para siempre el curso de nuestras vidas.

Y ahora estaréis completamente intrigados, ¿pero tan horrible era este ser? Yo os respondo, SÍ, lo era. Para empezar diré que existen 2 prototipos de alemana:

1. La "Claudia Schiffer", hermosa y esbelta, rubia de gran sonrisa y con una aureola que irradia belleza pura. Son como muñequitas hechas de porcelana. Cuando caminan, cada paso que dan marca el ritmo del universo. Y si tienes la fortuna de cruzar tu mirada con la suya, el tiempo se detiene y caes fulminado, quedando cada músculo de tu cuerpo paralizado durante breves instantes, hasta que recuperas de nuevo la consciencia y respiras profundamente para oxigenar tu cerebro.

2. La "alemana vikinga", más bruta que un arado sometido a Martempering, de una envergadura colosal, que impone absoluto respeto e incluso provoca temor al resto de viandantes. Cuando caminan, cada paso que dan es como Jurassic Park, destrozando el pavimento y las aceras. Si tienes la desgracia de cruzar tu mirada con la suya, tu cuerpo queda bloqueado del horror y el miedo, y caes muerto de forma instantánea. Dependiendo de su apetito, tu cadáver puede ser incluso devorado sin piedad.

Muy bien, como habréis deducido, La Delineante pertenece al grupo 2, pero al nivel Super Ôzaru Legendario. Su tamaño corporal era descomunal, tanto en altura como en anchura. Y su pelo rubio, pero de bote. Gracias a sus horribles raíces, se podía entrever que originariamente era de color marrón grisáceo (similar a los excrementos de perro). Sus uñas, o mejor dicho pezuñas, eran infinitamente largas, por supuesto postizas y de múltiples colores, ayudando a dar una imagen cutre y mugrienta de su persona. Su cara era rechoncha y muy similar a la de la princesa Fiona de Shrek 2, aunque mucho más horrenda y grotesca. Su complexión física, a medio camino entre oronda y fornida, idóneo para la lucha libre masculina o lanzamiento de cantos rodados. En fin, me compadezco de sus padres, que cuando la cagaron en el bosque tuvieron una difícil decisión.

Muchos de vosotros ahora estaréis pensando: "joder, cómo se pasa el tío con ella" o "seguro que no es para tanto" o incluso "yo, borracho, la diría que sí en una fiesta..." ¡¡¡INSENSATOS!!! ¡No sabéis lo que decís! Evidentemente, yo soy un ser humano, y sé valorar a las personas por lo que son y por sus virtudes, sean cuales sean las que tengan. Pero precisamente es por eso por la cual no la tengo ningún aprecio. Dejando aparte su monstruosa apariencia física, como persona es también un descalabro. Hablar con ella es tan sumamente irritante que yo he tirado la toalla, porque simplemente no tengo la suficiente fuerza de voluntad como para aguantar su imbecilidad.

En fin, el acto de presentación terminó, y la "cosa" se marchó. El tema se convirtió a partir de entonces en tabú. Nadie quería saber nada, era demasiado para nosotros. No queríamos amargarnos las vidas, simplemente disfrutar de las semanas que nos quedaban antes de que ella llegase. El día definitivo era el 20 de Julio, el día de su incorporación, y para nosotros "el día de la Bestia". Pero bueno, en breve la oficina recuperó la normalidad, todo marchaba estupendamente, las risas volvían a aflorar, el buen rollo circulaba entre las salas, y cada uno trabajaba duro pero con ganas. Sin embargo, en la sombra sobrevolaba la fatídica fecha, sin que ninguno de nosotros le prestara mucha atención. Y un día esa fecha llegó, dando comienzo a la era del caos...

Continuará...

Muy bien amigos míos, os puedo decir que me he tirado un rato escribiendo toda esta sarta de absurdeces, pero os aseguro que merecerá la pena. En el próximo post relataré más acerca de esta truculenta historia, y profundizaré en la psicología y el comportamiento de La Delineante. Sin embargo no os puedo decir cuándo lo haré, dado que a partir de mañana vendrán visitas a Múnich (¡¡¡yuhuuuuuuuu!!!) y estaré más que ocupado. Mañana llegan Julen y Manolo, y es probable que el viernes el número se incremente con Imanol, Aran y Jone (una amiga de Aran), convirtiendo mi humilde habitación en una trinchera de guerra. Sólo deseo salud, y no enfermar ante el panorama apocalíptico que se presenta. Me despido de ustedes con un cordial saludo. Servus.

Samstag, 8. August 2009

Mi gran amiga La Delineante (parte 1)

Hola malditos lamefarolas oxidadas. Hoy ha sido un día guay, me he levantado de buen humor y el tiempo ha acompañado (¡¡¡ha hecho solete!!!). Todo ha marchado estupendamente: he ido al consulado a hacer un par de papeleos, y ya os podéis imaginar, un chino en el consulado de España, la gente preguntándose, "¿estará perdido?", "¿qué coño hace aquí?", "¿me he equivocado yo de consulado? no, es imposible, ¡ahí hay un retrato de Juanca!". También me he dado un par de voltios por los parques, he leído un poco, he observado la fauna que me rodeaba... en fin, un simple día de relax, sin estrés ni preocupaciones. Y es por ello por el cual he elegido este momento para escribir acerca de la criatura más espantosa que haya existido jamás en la faz de la Tierra. Pero, ¿por qué hacerlo este momento de buenrollismo? Pues porque quiero hacer una descripción lo más objetiva posible, y eso me es imposible de lunes a viernes, que es cuando la tengo delante mía 8 horas diarias, y acabo hasta la punta del pene de ella y sus gilipolleces. Comencemos:

Todo comenzó allá por mediados de Mayo. Para aquel entonces apenas llevaba 2 ó 3 semanas en la empresa, y mi jefe me estaba hablando acerca de las nuevas incorporaciones que iban a realizar. Una de ellas por supuesto fui yo, después fue el nuevo vendedor (que entró 2 semanas después que yo y con el que me llevo estupendamente) y finalmente, según dijo mi jefe textualmente, iban a contratar "probablemente a una delineante". Marco énfasis en lo de UNA, dado que imagino que habían hecho ya satisfactoriamente la entrevista con ella, y estaban a la espera de hacer la segunda entrevista y ya proponerle el contrato. Yo por supuesto al escuchar lo de "una" me estaba frotando las manos, imaginándome a una hermosa alemana, de figura estilizada, rubia, de ojos claros, amplia sonrisa, desbordando simpatía y trayendo felicidad a todos los trabajadores del sexo masculino. Bueno, yo y mis compis de curro también. Incluso en ocasiones, durante las comidas, hacíamos conjeturas acerca de cómo sería ella... y también del gran placer que nos brindaría su agradable compañía.

El día de la segunda entrevista llegó. Yo estaba como siempre en mi despacho pegándome con el AutoCAD, y sonó el timbre de la puerta. La secretaría fue de inmediato a abrir sin que me diera tiempo a levantarme con la excusa. Así que escuché cómo La Delineante llegaba por la puerta, y se metía directamente a la sala de reuniones (dado que está pegado a la entrada) sin que pudiera verla.

En el ambiente se podía sentir cómo las hormonas estaban bailando samba. Mis compañeros y yo estábamos inquietos. La entrevista duraba y duraba, y parecía que no tenía fin. Los minutos se hicieron eternos, y nos mirábamos unos a otros con esa sonrisa cómplice de decir: "ya queda poco, hoy se desvelará el gran misterio".

De repente, la puerta se abrió, y se pudieron oír palabras de felicitación: La Delineante era ya parte de la plantilla y se incorporaría en Julio. Llegó el momento de mostrarle la oficina, y de presentarse en público ante el resto de los trabajadores. Y ahí es cuando entró por mi puerta, alcé la vista, y me llevé LA MAYOR DECEPCIÓN QUE JAMÁS HABÍA SENTIDO EN MI VIDA. Estaba completamente estupefacto, casi sin poder articular palabra. No sabía cómo suicidarme, si simplemente tirándome por la ventana, o clavándome los bolígrafos entre las costillas para perforar mis pulmones y morir ahogado. Me sentía tan triste, todas las ilusiones que habíamos depositado en este ultra-evento se habían ido al carajo. Estaba tan hundido que no pude ni girar la cabeza para ver la reacción del resto de los trabajadores. La vida definitivamente nos había dejado de sonreír.

Continuará...

Lo siento queridos amigos del Techno pero no sabía que el relato me iba a durar tanto tiempo. Tengo que salir pitando que me esperan unas cervezas brutales ahí fuera. Os prometo la continuación de la historia en breve, aunque ya no podré ser tan objetivo, y el relato se convertirá en un apocalipsis literario. Os deseo a todos una feliz noche. Servus.

Montag, 3. August 2009

La vida no es de color rosa, sino más bien de añil magentoso

Hola sucios comemierdas secas lectores de este lamentable blog. ¿Cómo van vuestras respectivas vidas? Imagino que como siempre, bien, mal, regular, currando, con el PFC, unos tocándose la minga, otros tocándosela a otro, otros dejándosela tocar... bueno, y ahora os preguntaréis, ¿y cómo le irá la vida a Ultra-Yan? o ¿qué hace estos días? o por ejemplo, ¿qué tiempo hace por ahí? y sobre todo, ¿cuándo comenzará la 6ª temporada de Lost? Pues bueno, lo de Lost ni puta idea, pero mi vida estos días dejémoslo en que va, y punto. Esta última semana ha sido un poco caótica y mi salud se ha resentido. Pero tranquilos, no tengo ningún tipo de SIDG maligno. Lo único que estoy bastante hecho mierda.

Para empezar, pues me están estrujando bien en el curro, y acabo destrozado. Además, uno de mis coleguitas ingeniero se ha ido 1 semana de vacaciones, lo que significa que toda su mierda me la descarga a mí (mu riko). Además, hace unas semanas llegó una nueva trabajadora a la empresa: LA DELINEANTE. Como resumen os diré que padece retraso mental de gravedad indescriptible y es una Uruk-Hai hembra (sí, son esos orcos digievolucionados del Señor Anilloso). Su historia merece una página entera, así que lo voy a reservar para la próxima entrada.

Bueno, aparte de currar como un bastardo hay que añadir la mudanza, la compra de muebles, no haber dormido mucho y alimentarme a base de caca pura de vaca. Todo esto generó un estrés brutal en mi cuerpo, que se concentró en mis cervicales, de modo que el sábado me levanté con el cuello completamente rígido. Sí amigos, caminaba por la calle en plan Robocop. Y el domingo, me salió una calentura en el labio del tamaño de mi testículo izquierdo, de modo que Robocop digievolucionó a Reiziger (sí, ese holandés que jugó en el Barcelona de la era Van Gaal). Y así de la nada surgió Roboreiziger, el antihéroe definitivo. Bueno, para aquellos que no os acordéis de este grandioso jugador, aquí va una fotillo:


Menos mal que conté con la ayuda de Tomás, el etsiiano más grande de la PETMSIIEMIIQ (es literalmente el más grande de todos los existentes), que posee medio de locomoción y pudimos cargar con la mayoría de las cosas, porque si no, Roboreiziger hubiera perdido la vida en el intento. Pero bueno, la verdad es que hoy me encuentro mejor, me he metido una ensalada brutal entre pecho y espalda, para que luche de forma encarnizada contra los efectos malignos de Roboreiziger, y por lo menos ha bajado a nivel Supersaiyajin 2, cuando ayer estaba a nivel Super Ôzaru Legendario.

Y nada, dentro de una semana me vienen a visitar el Manolísimo, el neno del Julen y el pepo del Imanol, una panda de ingenieros ex-combatientes de Berlín (en el caso de Imanol aún estos días en el frente), que vienen a practicar alemán, a hacer turismo responsable y a buscar tándems para ir a tomar té... resumiendo, creo que se acerca el Apocalipsis, ¡¡¡y espero estar al 100%!!! Ya comentaré en posteriores posts si sobrevivo o no.

Y de momento esto es todo, no se me ocurre nada más. Tengo multitud de historietas que contar, pero prefiero reservármelos para posteriores entradas, donde pueda explayarme de forma descomunal en los detalles y así haceros insufrible la lectura. Me despido de vosotros por hoy, servus.