Samstag, 30. Januar 2010

Enero no podía acabarse sin otra entrada más

Hola a todos malditos soplaflautas flácidas. Tras un largo período de tiempo sin escribir vuelvo de nuevo para darle un poco de vidilla al blog. Por unas cosas o por otras he ido día tras día retrasando esta entrada hasta que esta semana me di cuenta de que el mes se estaba acabando y todavía no había escrito nada. De modo que me puse como meta escribir algo antes de que llegase febrero, y aquí me tenéis, un tipo comprometido con sus objetivos dándole de nuevo a las teclitas para deleite de vuestros sentidos.

Y bueno, estamos a sábado noche y por lo que calculo aproximadamente a estas horas debería estar ya por ahí fuera enchufándome la 2ª birra. Sin embargo no lo estoy haciendo... ¿por qué? Pues es sencillo: fuera hace 0 K, osease, −459,67 ºF. Las condiciones climáticas no son del todo favorables y en casa hace una temperatura que genera un gran bienestar. Esto hace que mi mente recapacite antes de cruzar el arco de la puerta en busca de cervezas.

Así que así a lo tonto enero se acabó. Ha sido un mes completito. Para comenzar estuve de resaca (gracias a un tal Georgias que consiguió copas a 2 €) 28 horas en el aeropuerto de Barajas debido a una pequeña nevada y también gracias a la tremenda inutilidad de IBERIA, línea aérea pésima y lamentable. En esta gran aventura en la terminal 4 de los horrores me acompañó el gran Román, que como todos ya sabréis es el etsiiano más jugón de todos los tiempos. Juntos conocimos a 'La Industrias' y a 'La Piernacas', dos mujeres cuya única misión en la vida es subir la temperatura escrotal del sexo masculino. Y aparte también conocimos a un montón de personajes con los cuales charlamos acerca de Dios y el mundo.

Tras el desgaste físico y mental que me generó esta historia, tuve que ir al curro (por supuesto 1 día más tarde) con cara de zombie. La semana entera fue un infierno y mi rendimiento laboral no logró superar ni un 2%. Y al llegar el fin de semana, en vez de reposar y cuidar el organismo ante un eventual colapso mental, pues salí de fiesta. Así que al lunes siguiente volví de nuevo al trabajo en un deplorable estado mental.

Al finde siguiente tocaba irse a esquiar. Destino: Los Alpes austríacos, donde hay infinitas estaciones de esquí. Sin embargo, a uno de nuestros compañeros de viaje se le ocurrió la estupenda idea de ir a una nueva estación llamada X (un nombre que no me acuerdo). El trayecto era algo largo (unas 2 horas) de modo que salimos temprano por la mañana sobre las 8. Sin embargo, gracias a la inestimable ayuda de nuestro GPS logramos perdernos (básicamente al GPS se le piró la pinza) lo cual, añadiendo que habíamos pillado algo de tráfico, llegamos como a las 11 a nuestro destino que, curiosamente, no era el destino elegido inicialmente sino que fue más bien un "venga, pues aquí mismo y a tomar por culo" (adjunto una fotillo de las montañas donde estuvimos).


La jornada de esquí fue muy divertida con un tiempo asombrosamente despejado y soleado. Acabé al final absolutamente reventado y con una megahostia en el muslo cuyo cardenal era de dimensiones titánicas. De hecho aún lo conservo, y creo que perdurará mínimo 2 semanas más hasta que desaparezca. Luego por la noche nos pegamos la consiguiente fiesta, aún estando todos brutalmente triturados del cansancio. Fuimos a una resi y el motivo de la celebración era el cumpleaños de una persona Y que nunca llegué a conocer. Me lo pasé bastante bien y espero que la persona del cumpleaños también. Se puede concluir que fue un fin de semana bastante guay.

Así que de nuevo a currar y de nuevo estrés. Toda la puta semana pringando sin parar, aguantando Uruk-Ñús, nevando a saco y con un frío de pelotas. Lo de la nieve no me molesta mucho, casi lo prefiero antes que la lluvia, pero el frío es demasiado. Antes de salir de cualquier lado hay que dedicar varios minutos al ritual de ponerse capas y capas que, sinceramente, es un ultracoñazo. Pero bueno, sólo espero que en las montañas haya mogollón de nieve para poder esquiar dpm, es el único consuelo que me queda. Y dicho esto me despido de todos ustedes. La historia de La Delineante continuará en la próxima entrada, ¡estad atentos! Servus.

Mittwoch, 6. Januar 2010

MGALD: The Revenge of the Uruk-Ñú (parte 3)

Hola a todos malditos lameglandes apestosos. Ya estamos en 2010, genial, estupendo. El mundo sigue igual, los coches no vuelan, los marcianos no han venido (aún) a invadirnos y no hay pronóstico de ningún meteorito que vaya a reventar el planeta. Por ello, dado que ningún cataclismo ha asolado todavía el mundo, aprovecho para meter una nueva entrada, la primera en este nuevo año que comienza y además en el día de los Reyes Mágicos.

Bueno, me voy a dejar de mierdas y polladas y voy a ir a lo que todos estáis esperando con ansia. Sí, voy a continuar la espeluznante historia de MGALD. Pero antes, quiero lanzar una pregunta al aire dado que lleva intrigándome durante varios picosegundos. Y la pregunta es la siguiente: ¿Qué habrán recibido las Uruk-Ñús como regalo de Reyes? Podéis escribir en los comentarios vuestras opiniones y en la siguiente entrada se podría crear un debate (digo "se podría" porque sois unos malditos bastardos y no escribís nunca en los comentarios). Muy bien, dicho esto continuemos con el horripilante relato de MGALD:

Día tras día las dos Uruk-Ñús hablaban más y más. Sus conversaciones eran bastante estúpidas y por supuesto en un dialecto ininteligible del urukñuíno proveniente de la Meseta de Gorgoroth, región situada en la parte norte de Mordor. La verdad es que tampoco había que entender mucho ya que sus diálogos podían resumirse en una sola palabra: COMER. Y con este tema en común podían rajar durante siglos. Así que, mientras yo intentaba trabajar, estas dos criaturas no paraban de molestarme no sólo visualmente sino también de forma auditiva.

Las dos Uruk-Ñús se entendían bien. Al fin y al cabo ambas pertenecían a la misma estirpe de seres grotescos y disformes. Se notaban los lazos de sangre y había muchérrimas cosas en común entre ellas: ambas hablaban (o mejor dicho gruñían) de forma brutal, los temas de conversación eran siempre carentes de sentido y, por supuesto, las dos trabajaban igual de mal. Eran increíbles las mierdas que hacían, pero completamente fuera de lo normal. De verdad que para hacer las cosas tan mal habría que ponerle empeño y ganas. No obstante estos dos engendros lo conseguían de forma nata. Habían nacido para generar caos y desorden en el mundo. Definitivamente su existencia desafiaba a las leyes de Darwin y significaba un paso hacia atrás en la humanidad. Eran un eslabón perdido de la genética, una hecatombe evolutiva, un error de la naturaleza.

Sin embargo, a pesar de la compenetración entre ambas criaturas infernales, con el paso de las semanas una de éstas comenzó a dominar sobre la otra, a tomar la iniciativa en las decisiones urukñuínas y a convertirse en la líder de ambas. Ok, repasemos entonces las opciones que tenemos:

- Por un lado tenemos a La Delineante original, una Uruk-Ñú convencional, con un coeficiente intelectual menor que el de un díptero, de aspecto aterrador y masa corporal descomunal

- Por otro lado tenemos a La Mega-Delineante, una Uruk-Ñú digievolucionada, de aspecto aún más horrendo, mega-obesa de dimensiones titánicas, con ataques especiales y creada especialmente para el combate en campo abierto.

Habiendo dicho todo esto, la respuesta lógica sería: "¡Está claro! ¡La Mega-Delineante es la que se hizo con las riendas!". Pues os equivocáis. Inesperadamente, La Delineante original fue la que comenzó a mandar sobre la otra. Además, lo hacía de una manera terriblemente altiva, con una arrogancia bestial y sin ningún tipo de vergüenza. Es ahí cuando me di cuenta de que el brutal asco que le tenía a la Uruk-Ñú original era insustituible. Ese engendro luciferino era definitivamente el ser más horrible y dantesco que jamás había conocido en mi vida, tanto interior como exteriormente. Una criatura que provoca espanto nada más verla. Era el anticanon de ser vivo, lo totalmente opuesto a la perfección. Era horror en estado puro concentrado en un cuerpo sebáceo y disforme, con un aspecto enteramente repugnante y una de las aberraciones de la naturaleza más atroces que jamás haya contemplado la historia del universo.

Y ahora, la pregunta del millón que todos os estaréis haciendo: Pero, ¿por qué La Mega-Delineante, siendo una Uruk-Ñú digievolucionada supuestamente superior a su antecesor, no pudo imponer su ley, la ley del más fuerte? Es difícil de creer, pero la historia merece una nueva entrada, donde me pueda explayar bien en todos los detalles para una óptima comprensión por parte del lector. Definitivamente no se podía subestimar a La Delineante y la guerra estaba a punto de comenzar...

Continuará...

Muy bien queridos lectores, estoy cansado de escribir dado que es un poco tarde y ahora lo único que me apetece es no hacer absolutamente nada. Así que dicho todo esto os encomiendo a estar atentos a mi próxima entrada, que imagino ya escribiré cuando llegue a Múnich. Os deseo a todos un feliz fin de Navidad. Servus.